Introducción: Los Etruscos

La civilización etrusca fue una antigua cultura en el área que ahora comprende Toscana, Oeste de Umbría y Norte de Lacio. Esta civilización consistía en una federación de ciudades-estado con un idioma y cultura comunes. En su apogeo, alrededor del 500 a.C., el área se extendía hasta partes de la Llanura Padana, Emilia-Romaña y Campania. Los etruscos se desarrollaron a partir de la cultura Villanova alrededor del 900 a.C., una fase de la Edad de Hierro que surgió de las culturas de la Edad de Bronce tardía que descendían de los agricultores neolíticos y los pastores de las estepas protoindoeuropeos.  

Alrededor del 3000 a.C., durante el edad de Bronce temprano, los indoeuropeos migraron a Europa central y meridional. Se mezclaron con pueblos locales, creando culturas mixtas como la cultura del vaso campaniforme. A lo largo de los lagos en Europa Central, se desarrolló la cultura Terramare al final del neolítico. De aquí surgió la cultura Proto-Villanova, más tarde la cultura Villanova, y de pueblos relacionados con ellos se desarrollaron los etruscos. 

La cultura Villanova (900–700 a.C.), considerada como la fase más temprana de la civilización etrusca, surgió de la Edad de Bronce cultura Proto-Villanova. Los pueblos Villanova comerciaban metales y cerámica y tenían contactos con Cerdeña.

A partir de aproximadamente el 900 a.C., hay evidencia de diferentes grupos con sus propios idiomas, costumbres y arte. Entre el 800 y el 400 a.C., algunos grupos se fortalecieron lo suficiente como para formar ciudades-estado. Su idioma derivaba del sabélico indoeuropeo, influenciado por griego, latín y lenguas etruscas no indoeuropeas. 

• Umbros: Vivían al norte de la actual Perugia y eran conocidos por sus profundas creencias religiosas.
• Sabinos: Conocidos por la leyenda del rapto de sus mujeres por seguidores de Rómulo, el fundador de Roma.
• Samnitas: Un pueblo belicoso que casi derrotó a los romanos.
• Faliscos: Optaron por unirse voluntariamente a los romanos en lugar de luchar.
• Marsos: Conocidos por sus habilidades en el manejo de serpientes y sus remedios herbales.
• Picenos: Vivían a lo largo de la costa adriática y prosperaron gracias al comercio con griegos y fenicios.

Además, los griegos habitaban en el sur de Italia y Sicilia, mientras que grupos celtas como los galos se establecieron en el norte de Italia alrededor del 500 a.C.

En Italia, la transición a la Edad del Hierro fue gradual, a diferencia del colapso repentino de la civilización micénica en Grecia. Los asentamientos de Villanova eran conocidos por sus prácticas de cremación y urnas biconicas.

Hay debate sobre el origen de los Villanova's. Algunos investigadores los ven como inmigrantes que introdujeron lenguas indoeuropeas, mientras que otros señalan influencias autóctonas. En Lacio y Etruria, se desarrollaron hasta convertirse en la posterior civilización etrusca.

La cultura más temprana reconocida como etrusca data de alrededor del 900 a.C. y está vinculada con la cultura Villanova, una cultura de la Edad de Hierro temprana que surgió de la cultura de la Edad de Bronce tardía de Europa Central (Cultura de los Campos de Urnas). Los etruscos se diferencian de otros pueblos indoeuropeos porque no hablaban una lengua indoeuropea. 

Estudios recientes, incluyendo uno publicado en Science Advances (2021), analizaron el genoma completo de individuos etruscos de la Edad de Hierro y concluyeron que los etruscos eran autóctonos de Italia central, genéticamente similares a sus vecinos latinos. Su ADN consistía en una mezcla de cazadores-recolectores de Europa Occidental (WHG), agricultores europeos tempranos (EEF) y ascendencia de las Estepas.

Resultados importantes de estos estudios son:

• La mayoría de los individuos masculinos etruscos pertenecen al haplogrupo R1b (R1b-P312 y derivados que provienen de las Estepas).
• El ADN mitocondrial (mtDNA) de los etruscos mostró haplogrupos H, U5 y JT.
• No hay influencias genéticas recientes de Anatolia o del Mediterráneo oriental.
• Similitudes genéticas entre etruscos y poblaciones neolíticas de Europa Central y antiguos habitantes de Toscana.

Aunque su origen fue durante mucho tiempo objeto de debate, los científicos modernos coinciden en que los etruscos eran un pueblo en gran medida protoindoeuropeo comparable a las culturas de la misma región. Su poder e influencia disminuyeron a partir del siglo IV a.C., cuando Roma comenzó a expandirse. Finalmente, los etruscos fueron completamente incorporados al Imperio Romano en el 27 a.C.

Los etruscos dejaron aproximadamente 13,000 inscripciones, de las cuales solo una pequeña parte es sustancial de longitud. La lengua etrusca se considera una lengua preindoeuropea y paleo-europea, perteneciente a la familia lingüística aislada tirrena, junto con el rético y el lemnio. La escritura fue influenciada por el alfabeto griego, especialmente por el contacto con colonias griegas en el siglo VIII a.C. Las inscripciones más antiguas datan de alrededor del 700 a.C. y la lengua se mantuvo en uso hasta el siglo I d.C.

 El alfabeto etrusco, derivado del alfabeto griego de Cumas, se desarrolló a partir del 700 a.C. y se extendió por el centro y norte de Italia. Ejemplos tempranos se encuentran en artefactos como la tablilla de Marsiliana d’Albegna. La escritura tenía variantes regionales y evolucionó a lo largo de los siglos. Inscripciones y modelos importantes muestran el uso de un sistema silábico para la práctica.

Los etruscos eran conocidos por su comercio con celtas (de la cultura de Hallstatt) y griegos y sus elites ricas, que almacenaban bienes de lujo en grandes tumbas familiares. Construyeron ciudades en lugares elevados con murallas fortificadas y desarrollaron un sistema de escritura basado en el alfabeto eubeo. Aunque su idioma se ha perdido en gran medida, aprendemos sobre ellos a través de fuentes romanas y griegas.

Los etruscos se llamaban a sí mismos "Rasenna" y eran conocidos por los griegos como "Tirrenos". El nombre "Toscana" se deriva de esto. Según las leyendas romanas y griegas, estaban lingüísticamente conectados con otros pueblos como los pelasgos, pero muchos historiadores creen que siempre vivieron en Italia. Su civilización fue finalmente desplazada por Roma, pero su influencia en el arte, la arquitectura y la religión perdura.

Las excavaciones muestran que la civilización etrusca se desarrolló alrededor del 900 a.C. a partir de la cultura local Proto-Villanova. Desde finales de la Edad de Bronce (siglos XIII-XI a.C.), hay evidencia de una continuidad cultural. La cultura Villanova, que surgió en la Edad del Hierro, se considera una fase temprana de la civilización etrusca. Aunque posiblemente hubo contactos con el mundo micénico al final de la Edad de Bronce, los hallazgos arqueológicos indican que esta civilización surgió principalmente de forma local.

El período Orientalizante, en el que las influencias orientales se hicieron visibles en el arte y la cultura, a menudo se asocia erróneamente con el origen de los etruscos. Sin embargo, los arqueólogos han demostrado que estas influencias surgieron de contactos con colonias griegas y fenicias en el sur de Italia y Cerdeña, y no de una migración masiva.

El arte etrusco temprano, como los frescoss en tumbas, a menudo fue realizado por artistas griegos o extranjeros. Por lo tanto, estas obras ofrecen una imagen limitada de la población etrusca. Solo a partir del siglo IV a.C., el arte del retrato etrusco se volvió más realista.

Alrededor del 770-730 a.C., los etruscos comenzaron a forjar vínculos estrechos con los colonos griegos en el sur de Italia, lo que llevó a cambios culturales como la introducción de la escritura, nuevos rituales funerarios y un estilo de vida aristocrático. Este período se conoce como la fase Orientalizante, en la que se hicieron visibles las influencias del Mediterráneo oriental y el Cercano Oriente. Posteriormente siguieron las fases Arcaica, Clásica y Helenística, que corrieron paralelas a la historia griega.

Los etruscos se expandieron hacia el norte de Italia y Campania, en parte gracias a su riqueza derivada de la minería y el comercio de metales. En el siglo VI a.C., entraron en conflicto con los griegos, lo que llevó a una alianza con Cartago. Tras las derrotas ante los griegos en 474 a.C. (Batalla de Cumas) y Roma en el siglo IV a.C., su poder comenzó a disminuir. Roma finalmente conquistó Etruria en el siglo III a.C., lo que llevó a su completa integración en el Imperio Romano.

Según la tradición, doce ciudades etruscas formaron una confederación (la "Dodecapolis"), en la que se reunían anualmente en el santuario de Voltumna. Aunque la confederación era principalmente económica y religiosa, también tenía influencia política.

Los etruscos desempeñaron un papel importante en el desarrollo temprano de Roma. Introdujeron técnicas de construcción y rituales, como la construcción de murallas y drenaje. Algunos reyes romanos, como Tarquinio el Soberbio, eran de origen etrusco, y su influencia cultural se refleja en símbolos como los fasces y la toga.

Las ciudades etruscas eran independientes y organizadas como ciudades-estado. La sociedad era fuertemente jerárquica, con un énfasis en la familia y la religión. Las mujeres etruscas tenían más libertad que en las culturas griega y romana, lo que a menudo se malinterpretaba como libertinaje.

Su religión era politeísta, con dioses como Tinia (el cielo), Uni (su esposa) y Cel (la tierra). Los dioses griegos y romanos, como Minerva y Diana, a menudo se basaban en predecesores etruscos. La arquitectura, las técnicas agrícolas y el arte reflejan su avanzado conocimiento y conexiones con otras culturas.

Aunque la civilización etrusca fue finalmente absorbida por Roma, sus ciudades, arte y tradiciones siguen siendo una fuente importante de información sobre esta cultura única. Los hallazgos arqueológicos en ciudades como Tarquinia y Cerveteri atestiguan su rico legado.