Descripción del producto
Este telar de lizos fijos es una réplica de los originales del siglo IX. Tiene 12 lizos y 13 agujeros que permiten tejer. Telas como estas se usaban en todo el mundo vikingo. Un ejemplar forma parte del Museo Arqueológico Nacional en Dublín. Al igual que al tejer con un telar de bastidor, con este telar de lizos fijos puedes crear hermosos cinturones de tela o bordes para el dobladillo de tu vestimenta medieval, dependiendo del grosor del hilo. El ancho del bastidor determina el ancho de la cinta tejida. Un telar de lizos fijos es ideal para dominar la técnica del tejido de bandas, ya que es económico y fácil de conseguir y mucho más sencillo de usar que tejer con tablas. Sin embargo, a diferencia del tejido con tablas, un telar de bastidor solo puede usarse para tejer bordes con rayas longitudinales y no patrones complejos.
En todas las culturas indoeuropeas, los caballos han tenido un papel importante. Hace más de 5.000 años en la estepa Póntico-Caspio, nuestros antepasados, los pastores de la estepa indoeuropea, cultivaron el caballo. Más tarde, de esto surgió su cultura ecuestre, y el caballo llegó a desempeñar un papel importante como medio de transporte, en la guerra y como ayuda en el campo. No es de extrañar que desde temprano el caballo fuera incorporado al mundo espiritual de nuestros antepasados. Creían que el sol era arrastrado por un caballo a través del cielo y por eso asociaban al animal con la fertilidad, tanto de las personas como de la tierra. Además, el caballo representaba la realeza y la conexión entre la aristocracia gobernante y el territorio sobre el que gobernaban.
